La producción de aminoácidos a través de procesos de fermentación de materias primas de origen vegetal ha facilitado la producción en masa de aminoácidos, como la L-Glutamina y el L-Ácido Glutámico. La glutamina es un compuesto condicionalmente esencial, debido a que presenta funciones relevantes como intermediario del metabolismo, el intercambio de nitrógeno entre tejidos y el mantenimiento de la homeostasis.
Este aminoácido puede ser utilizado por todas las células para producir ATP, otros aminoácidos, glutationa con función antioxidante, nicotinamida, fosfato de adenina, nucleótidos, purinas, pirimidina, antioxidantes y participa en numerosas vías biosintéticas adicionales relacionadas con la integridad de las células y su normal funcionamiento (Shan, Wang y Ma, 2020).
Especialmente, cobra relevancia en células de replicación rápida (enterocitos y células del sistema inmune) como fuente de energía, donde el ácido glutámico entra al ciclo de Krebs para producir ATP, mientras que la glutamina está involucrada en la síntesis de novo para la formación de los nucleótidos necesarios para la estructuración de los ácidos nucleicos (DNA y RNA), procesos de transaminación, la producción de poliaminas asociadas con procesos enzimáticos, la proliferación y apoptosis celular, las funciones antioxidantes, entre otros (Figura 1)